Hoy en día, el miedo patológico a la oscuridad lo experimentan pocas personas. Algunas encuestas sugieren que la cifra no alcanza el 10%. Este hecho puede corresponder a temores infantiles no superados o bien a situaciones vinculadas al estrés y al sufrimiento emocional. La separación de la pareja o la viudedad vinculan el miedo a la oscuridad al hecho de sentirse solo en el mundo. Asimismo, es posible que pacientes con trastornos psiquiátricos o psicológicos como la depresión, donde aparece el insomnio o la crisis de ansiedad nocturnas, desarrollen este tipo de fobia
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